Tus atracones no son (solo) emocionales
- Yael Kritzer - Lic. en nutricion
- hace 17 horas
- 3 Min. de lectura
Harta estoy de que se diga que los atracones en realidad no tienen nada que ver con la comida.
Pueden haber surgido por millones de motivos, en respuesta a cientos de estímulos, pero si compensás (o te la pasás pensando que deberías) después de tener uno, la exigencia que vivís con tu cuerpo y tu alimentación… es uno de ellos.
Seguir creyendo que no es parte de lo que te empuja una vez más dentro del círculo vicioso del que pretendés salir con fuerza de voluntad…te deja atrapada en una explicación incompleta, injusta y agotadora.
Porque no, no es hambre emocional como si eso fuese producto de tu imaginación.
No, no es que comés sin hambre real.
No, no es que usás la comida para llenar vacíos que no tienen nada que ver con la comida.
Esa explicación se queda cortísima y pone a lo emocional en una categoría “más evitable” que lo fisiológico.
Los atracones no son un defecto. No son algo con lo que te autoboycoteás. No son un error en lo perfecta que venía siendo tu alimentación.
Son una forma que tiene tu cuerpo de recuperar energía, nutrientes, placer, conexión, equilibrio y seguridad cuando algo (o todo) se desregula.
Tus atracones tienen una raíz hormonal, cíclica y fisiológica.
Siempre.
Y acá te la cuento, simple y claro:
Cuando vivís bajo constante exigencia, estrés y restricción (física o mental), tu cuerpo produce más cortisol. Y cuando el cortisol se sostiene, bloquea la producción de progesterona y sabotea tu sensibilidad a la insulina. Además interfiere con la eliminación del estrógeno, des*balancea tu microbiota, reduce bacterias “buenas”, altera la producción de serotonina y sobre*exige a la tiroides.
Sí: eso que después llamás “hambre emocional”, es pura bioquímica.
Cuando hay poca progesterona → más ansiedad, insomnio, irritabilidad y vacío.
Cuando el cortisol está elevado → tu cuerpo prioriza sobrevivir.
Cuando la insulina se desregula → te cuesta registrar saciedad.
Cuando los estrógenos suben o bajan abruptamente → aparece agresividad, inflamación, sensibilidad.
Cuando la serotonina cae → tu cuerpo busca compulsivamente placer, azúcar, gratificación rápida.
¿Te suena?
Atracón.
Y si encima estás en fase premenstrual, tu metabolismo se acelera y necesitás más energía, más comida, más contención.
Pero si vos seguís dándole:
⛔ la misma exigencia,
⛔ la misma rutina,
⛔ la misma porción “controlada”…
El cuerpo va a ir a buscar lo que le falta. Urgente. Como pueda.
Y cuando eso pasa, no sólo comés más. La mentalidad de dieta entra en escena con miedo, culpa y castigo.
Ahí empezás a compensar “para que no se note”. Y como no podés sostener esa vuelta perfecta, aparece la evitación, el desborde, el agotamiento.
Independientemente de si se ve como restricción o atracón, si ya estás compensando o esperando el momento perfecto para “volver”, estás en el círculo control → descontrol.
Y es agotador.
No es que te falta fuerza de voluntad.
Lo que te falta es una mirada hormonal, informada en trauma, compasiva y cíclica.
Seguir peleando con tu cuerpo por lo que hace para sostenerte…
es seguir cansándote.
“No podés pretender eliminar tus mecanismos de supervivencia sin modificar las formas de habitarte que te están llevando periódicamente al abismo.”
¿Y ahora qué hago?
Tu guía simple, concreta y directa para que sepas cuál es tu primer paso según dónde estés
1) Si venís de la cultura de la dieta y vivís en control
→ empezá por BALANCE.
Este es tu primer paso para salir del control-descontrol.
Balance te enseña a reconstruir una alimentación desde la conexión con tu cuerpo, no desde la exigencia ni el castigo.
De control a conexión.
Ese es el movimiento que necesitás hoy.
2) Si además de los atracones tenés síntomas hormonales claros
→ empezá por ALQUIMIA.
Hablo de:
• desequilibrios fuertes del ciclo,
• síntomas premenstruales intensos,
• dolor menstrual invalidante,
• irregularidades que se repiten,
• retención, inflamación, caída del pelo, acné, insomnio…
Si hay desequilibrio hormonal, la raíz es más profunda. Alquimia es el contenedor para regular el terreno interno.
3) Si ya tenés camino recorrido conmigo y no tenés desequilibrios intensos
→ empezá por Alineá tu alimentación a tu ciclo.
Si ya integraste muchas bases, no necesitás volver al principio.
Tu siguiente paso es refinar, conectar, ajustar: cómo comer según tu fase, tu energía, tu metabolismo cíclico.
¿Por qué empezamos esta serie notas en blog?
Porque diciembre es la época donde más aparece el descontrol, el “ya fue”, el miedo a la comida, el hambre extrema, la culpa y la desconexión.
Y no quiero que entres al nuevo año desde el castigo.
Quiero y deseo que entiendas qué te pasa, por qué te pasa, y cuál es tu camino para salir del círculo vicioso.
Esta nota inaugura la primera entrega.
En los próximos días te voy a ir dejando otras —todas en el blog— para que tengas claridad, herramientas y tranquilidad interna.
Nos vemos en la próxima.
Yae.

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